AEAAR, Asociación entrerriana de Anestesia, Analgesia y Reanimación

¿Qué es un “coma inducido”?

El coma inducido se utiliza en situaciones críticas para proteger al cerebro y facilitar la recuperación del cuerpo. No se trata de un estado espontáneo, sino de una decisión médica controlada.

¿Por qué inducir un coma?

En casos como traumatismos craneoencefálicos graves, hipertensión intracraneana, fallas orgánicas severas, convulsiones refractarias o necesidad de ventilación mecánica prolongada, se busca reducir al mínimo la actividad cerebral. De esta forma, el cerebro consume menos oxígeno y glucosa, lo que ayuda a evitar el daño neurológico adicional.

¿Qué medicamentos se utilizan?

El anestesiólogo emplea drogas como propofol, midazolam, barbitúricos o alfa agonistas (dexmedetomidina) asociados o no a opiáceos que actúan como agentes hipnóticos. Estas sustancias disminuyen la actividad eléctrica del sistema nervioso central hasta alcanzar un patrón específico, que puede observarse en tiempo real a través del monitoreo neurológico no invasivo con BIS (índice biespectral) y espectrometría cerebral.

¿Cómo se monitorea al paciente?

Durante todo el coma inducido, se realiza un control continuo y preciso de los signos vitales, la función cerebral y los parámetros metabólicos. El EEG permite verificar que el nivel de sedación sea el adecuado, y se ajusta la dosis de los fármacos según la respuesta individual del paciente.

En este escenario tan complejo, el rol del anestesiólogo es esencial: garantizar la estabilidad del paciente, mantenerlo en un estado profundo pero seguro, proteger sus órganos vitales y sostener un equilibrio fisiológico que puede ser determinante para su recuperación.

Lo principal del coma inducido, a diferencia del coma, es que es reversible. Mientras que el coma espontáneo es el resultado de una lesión o disfunción neurológica que el cuerpo no puede controlar (por ejemplo, un ACV, una encefalitis o una intoxicación), el coma inducido es reversible, controlado y supervisado minuto a minuto por un equipo médico, con un objetivo terapéutico claro.

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