El laringoscopio revolucionó la forma en que los anestesiólogos realizaban la intubación endotraqueal, mejorando la seguridad del procedimiento y el manejo de la vía aérea, a tal punto que algunos catedráticos señalan que el comienzo de la anestesia moderna comienza con su aparición.
Quien lo inventó fue Robert Macintosh, un destacado anestesiólogo y científico británico (1897-1989). Fue él quien presentó en 1943 el laringoscopio con pala curva que hoy lleva su nombre; en 1946, Robert Miller incorporó la hoja recta que también lleva el suyo.
Este primer dispositivo facilitó la visualización de la glotis y de las cuerdas vocales, permitiendo una colocación más precisa del tubo endotraqueal, lo que es fundamental para la administración de anestesia general. Su trabajo ha influido en la práctica de la anestesiología, específicamente en el manejo de la vía aérea, beneficiando a millones de pacientes en todo el mundo.
El legado de Robert Macintosh perdura en la formación de anestesiólogos y en la mejora continua de las técnicas anestésicas, consolidándolo como una figura clave en la evolución de la anestesia moderna. Su innovación ha salvado innumerables vidas y continúa siendo un pilar en la práctica médica actual.