En el ámbito de la medicina, los fármacos anestesiológicos juegan  un papel crucial en procedimientos quirúrgicos y exploraciones diagnósticas, permitiendo a los pacientes someterse a intervenciones con el mínimo de dolor y ansiedad.

A continuación, presentamos un top ten de las drogas anestesiológicas más utilizados en nuestra práctica clínica.

1. Propofol: Este agente hipnótico intravenoso es ampliamente utilizado por su rápida acción y recuperación. Su perfil de seguridad lo convierte en una opción preferida para la inducción y mantenimiento de la anestesia general.
2. Midazolam: Una benzodiazepina utilizada por sus propiedades sedantes y amnésicas. Es frecuentemente administrada como premedicación antes de la anestesia.
3. Ketamina: Un anestésico disociativo que proporciona analgesia y sedación. Su uso se ha incrementado en situaciones de emergencia y en procedimientos menores.
4. Isoflurano: Este es otro anestésico inhalatorio que se ha utilizado durante décadas. Su eficacia en la inducción y mantenimiento de la anestesia lo hace indispensable en muchos procedimientos.
5. Sevoflurano: Un anestésico inhalatorio que se caracteriza por su rápida eliminación y baja irritación de las vías respiratorias. Se utiliza comúnmente en la anestesia general, especialmente en pediatría.
6. Bupivacaína: Este anestésico local es ampliamente utilizado por su larga duración de acción, siendo ideal para bloqueos regionales y anestesia epidural.
7. Lidocaína: Un anestésico local de acción rápida que se usa comúnmente para procedimientos menores y como adyuvante en la anestesia general.
8. Succinilcolina: este agente bloqueador es utilizado en la intubación de secuencia rápida para asegurar la vía respiratoria en pacientes con alto riesgo de broncoaspiración. Por su efecto de acción rápida, también es especialmente elegido en situaciones de vías aéreas difíciles.
9. Rocuronio: Un relajante muscular no despolarizante que se utiliza para facilitar la intubación y la ventilación controlada durante la anestesia general.
10. Fentanilo: Un opioide potente que se utiliza tanto en la anestesia general como en la analgesia postoperatoria. Su efecto rápido y su potencia lo hacen valioso en situaciones de dolor agudo.

En conclusión, los anestésicos y adyuvantes mencionados son esenciales en la práctica anestesiológica. Su correcta selección y manejo son cruciales para el éxito de los procedimientos quirúrgicos y la seguridad del paciente. Los avances en la farmacología continúan mejorando la eficacia y la seguridad de las anestesias, lo que beneficia tanto a los pacientes como a los profesionales de la salud.